En estos tiempos en los cuales todo ha de estar escenificado y coreografiado al milímetro, se mira con cierta distancia, cuando de un concierto de prestigio se trata (en el sentido más respetuoso de la palabra hacia todo tipo de artistas y propuestas) si la voz principal no utiliza en su favor el control cronometrado de cada uno de sus movimientos. El pasado 16 de mayo muchos nos congregamos para vivir en directo uno de los acontecimientos del año, ya de manera oficial, el regreso definitivo de Olé Olé a los escenarios con Vicky Larraz al frente del mismo, un animal escénico sin artificios, su energía, potencia vocal y fuerza es lo que llena el escenario haciendo que este se le quede pequeño a la hora de estallar en una contagiosa locura rítmica, porque Vicky es el ritmo, la fuerza y una artista que establece conexión con el público a base de movimientos y expresiones corporales, posee ese don y por ello siempre ha sido una cantante libre e imposible de encorsetar, sin artificios.
Sobre el escenario de la mítica discoteca madrileña Joy Eslava se vivió todo un acontecimiento tanto para fans, nostálgicos y amantes de una forma de hacer música que nació en una época de transición y trajo consigo un estallido cultural sin precedentes, por aquel entonces una transgresora cantante que respondía al nombre de Vicky con su grupo Olé Olé llegó para crear tendencia e imponer un estilo propio, el mismo que a día de hoy ha demostrado mantener, como así se vivió la pasada noche, cuando volvimos a revivir la edad de pop español.
Lili Marlen fue la canción con la que abrieron el concierto, idónea por mucho motivos, primero porque este regreso en un principio se basa y sustenta en los grandes éxitos del grupo aunando las canciones de sus tres etapas en una sola voz, sin barredas ni diferencias, prevaleciendo por encima de todo el grupo. Y lo segundo porque fue el último tema que Vicky grabó con el grupo (aunque no se llegó a publicar) y el primero de su sustituta Marta Sánchez, fue la canción de transición entre una etapa y otra.
Tras la presentación de Yurena, la cual elogió la trayectoria del grupo, y con los primeros compases de la canción una pletórica Vicky salió a escena y de inmediato el público se entrego por completo con un efusivo recibimiento. Tras el bolero Caminemos y el sentimiento desgarrado con el que interpretó la canción salió al escenario la cantante del grupo Materia Prima para interpretar Con Solo Una Mirada, y aunque en un principio es uno de los dúos que menos me gusta del disco Sin Control (duetos), la química y complicidad sobre el escenario, aún siendo dos estilos de artistas totalmente diferentes, fue uno de los mejores momentos de la noche, que no decayó gracias a No Controles con todo el potencial vocal de la cantante y ritmo adictivo del tema.
Con Me Vengaré llega por sorpresa otro de los mejores momentos de la noche, un tema inesperado al tratarse del último corte del tercer disco del grupo y que nunca fue single, un corte de perfecta estructura pop divertido y pegadizo el cual Vicky hace tan suyo que brilla tanto o más que cualquier clásico del grupo.
Soldados del amor sonó maravillosamente en la voz de Vicky, y mira que es arriesgado al tratarse de una de las canciones emblema (por no decir la canción) de la etapa Sánchez quién nunca ha dejado de interpretarla en sus directos como solista, Vicky se la llevó a su terreno y el resultado fue un tema potente con el que se metió al público en el bolsillo e hizo disfrutar de lo lindo a los allí presentes.
Bailando Sin Salir De Casa (con Fernando como invitado), Conspiración, Yo soy Infiel, Dame y cómo no Voy A Mil (con Nika) cumplieron a la perfección con lo esperado por los allí presentes, disfrutar del buen hacer de los músicos, de temas potentes que su cantante supo desgranar en pos de un público entregado y deseoso de disfrutar al máximo de la fuerza y carisma que siempre caracterizó a Vicky.
Para lo bises tenían reservada Búscala, elegida por Marta Sánchez para cantar a dúo con Vicky Larraz en el disco de vuelta a modo de homenaje al grupo, una canción muy disfrutable en ese sentido, pero muy floja en el directo, Vicky es fuerza, movimiento... y con esta canción se la ve contenida, es la única que se le escapa, quizás no se sienta del todo cómoda, no tanto como con No Mueras Posibilidad o temas más potentes, de ahí ciertos fallos en el directo que encajó de la mejor manera posible.
Sinceramente, yo no busco ese perfil de cantante en ella, la de profunda y sentida que sale al escenario para hacer ostentación de lo diva de la canción que es, algo que hoy día venden y promocionan programas de televisión que me interesan bien poco, lo llamados Talent Show, yo en las cantantes busco ese algo más. Vicky es más poderío que divismo, más Tina Turner que Mariah Carey, por lo tanto más Voy A Mil que Búscala, y quienes la queremos disfrutar es poderío lo que esperamos de ella, y con ello su parafernalia estética que tan bien maneja y utiliza a favor, pura esencia de una fantasía pop perfecta que en lo personal me enloquece, y que muy pocas podrían lucir con tanta dignidad y magnetismo.
A destacar la hasta hace poco inédita Nadie Como Yo que por primera vez interpretaban como grupo, un tema que en un principio apuntaba a lento y sin mayor emoción, pero para sorpresa de la mayoría fue de lo más sublime del concierto, Vicky se creció con este tema y dejó claro lo preparada que está para defender nuevo material del grupo con la misma fuerza y ganas con la que conquisto al público en los años 80.
En control es el disco que presentaron en directo, un repaso a una buena parte de las grandes canciones del grupo pero esta vez sin dúos a excepción de Búscala, un trabajo que ha servido para aunar en una solo voz las diferentes etapas del grupo, pero también para que Vicky se haga con ellas y nosotros sepamos disfrutarlas en su voz tanto en el disco como en los directos.
Estamos tan solo ante el comienzo de una nueva etapa, con una clara predisposición por parte del grupo de hacernos pasar una noche agradable recuperando la esencia de sus inicios, de ahí que todo se viva como si de un viaje en el tiempo se tratase, con la misma ilusión, frescura y espontaneidad de antaño con la que crearon un ambiente bastante cercano e incluso por momentos íntimo con su público. Fue una fiesta de bienvenida en el que todos nos sentimos de alguna manera participes gracias cómo no, a la complicidad y cercanía de Vicky con los fans y su total entrega sobre el escenario. Fue tal la magia que allí se creó y el buen sabor de boca que el grupo dejó, que tras los bises hubieron de volver al escenario ante el clamor popular para interpretar nuevamente No Controles.
Tampoco faltó una emotivo recuerdo al miembro fundador del grupo Juan Tarodo.
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